jueves, 3 de junio de 2021

DEVOCIÓN DE LOS PRIMERO JUEVES DE MES

 

 

DEVOCIÓN DE LOS PRIMERO JUEVES DE MES


Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos, Señor Dios Nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Acto de Contrición:

Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre Santísima. Amén.


ORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE JESÚS

Eterno Padre, frente a tu presencia, delante a tu trono y al cordero sin mancha que se donó e inmoló por la salvación y la redención de todo el género humano. Te doy gracias por su sangre preciosa. Infunde tu Santo Espíritu de amor sobre nosotros, tus hijos.

Jesús invoco tu misericordia, tu luz, tu poder, cúbreme y cubre a mis hermanos que necesitan tanto de Ti con tus manos amorosas. Tu corazón se conmueve frente a mis sufrimientos y mis pecados, yo confiado en tu protección vuelco mis súplicas frente a Ti.

Frente a la cruz Señor nuestro, vengo con pocas fuerzas y pongo delante de Ti mis pecados, mi falta de voluntad, mi falta de amor, el mal que hay en mí, los sufrimientos de mi pobre corazón y los que he ocasionado a los que amo. Con tu preciosa sangre y a tus santísimas llagas, tú me sanas el alma, me llenas de perdón, de luz, de amor.

Jesús quiero contemplar la llaga de tu mano derecha, herida por mis pecados clavados al madero de la cruz, y escucho que tu mes dices: he sido crucificado por amor a ti, métete dentro de esta llaga, aférrate a ella porque en su dolor yo quiero sanarte.

Contempla mi mano izquierda clavada hasta el madero de la cruz llena de sangre por tu salvación, aférrate a esta mano, para ser guiado y para que ella esté siempre sobre ti protegiéndote.

Contempla mis pies clavados con este único clavo, me produce un dolor terrible, mira mi pie derecho lleno de sangre, aférrate a mi  pie que camina en la luz y no tropezarás jamás, yo te sostendré cuando dudes.

Mira mi pie izquierdo, atravesado con este clavo, mi sangre cae sobre ti, aférrate a esta llaga, porque Yo Soy la vida que conduce al Padre, Yo soy la verdad que te ilumina, Yo Soy la vida que se dona por ti.

Contempla mi costado perforado por la lanza, sale sangre que te lava de la muerte dándote la vida en abundancia, en la oscuridad te dona la luz, frente al odio te dona el amor. El agua que brota de mi costado te lava de todos tus pecados, aunque si tus pecados son rojos como escarlata yo los dejaré blancos como la lana.

Contempla mi cabeza, herida por la corona de espinas, es uno de los dolores más atroces de mi cuerpo, todo mi rostro está ensangrentado, Yo te quiero cubrir con esta sangre y con mi dolor, para que mis pensamientos sean tus pensamientos, para que mi amor sea tu amor, para que tengas pensamientos de justicia y rectitud.

Todo mi cuerpo está dolorido y continuo sangrando por la salvación de la humanidad, así yo tomo todo sus pecados  y los clavo a esta cruz victoriosa.

A ti Señor he gritado, y tú me has curado, te alabaré por siempre! Que en nombre de Cristo toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y bajo la tierra y toda lengua proclame que Jesús es el Señor.

Gloria al Padre…

- Quién es como Dios, nadie  es como Dios. (3 veces)

- Escapen potencias del maligno porque Jesucristo ha vencido. (3 veces)

Por intercesión del Arcángel San Miguel, príncipe de la milicia celestial, defiéndenos en la batalla contra las potencias del mal, destruye el poder de las tinieblas y encadena a los espíritus inmundos. Amén.

Por intercesión de la santísima Virgen María, Madre de Gracia y de Misericordia, nos cubra con su santo manto materno, proteja todos nuestros pasos, nos prenda de la mano y nos lleve a Jesús.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios, escucha nuestras súplicas y líbranos de cada peligro Oh, Virgen gloriosa y bendita! Amén.


SALUTACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESUCRISTO

Oh amantísimo Jesús, Cordero mansísimo de Dios, yo, miserable pecador, saludo y venero la llaga sacratísima del hombro en que llevaste tu pesada cruz, que desgarró tu carne y descubrió tus huesos causándote un dolor mayor que el de cualquiera otra llaga de tu sacratísimo cuerpo. Yo te adoro, oh Afligidísimo Jesús: te alabo, bendigo y glorifico, y te doy gracias por esta sacratísima y dolorosísima llaga, rogándote por su excesivo dolor y por el enorme peso de tu cruz, tengas misericordia de mí pecador, me perdones todos los pecados mortales y veniales, y me conduzcas al cielo por el camino de tu cruz. Así sea.

V. Dios mío, mi único bien y mi todo.

R. Vos sois todo para mí, sea yo todo para vos.


Santísima Llaga de la Espalda de Jesucristo

(Preguntando una vez San Bernardo a Nuestro Señor en la oración cual había sido el mayor dolor que sufrió en el Cuerpo de su Pasión, respondió el Señor: "Yo tuve una Llaga en la Espalda, honda tres dedos, que se me hizo llevando la Cruz; esta me ha sido de mayor pena y dolor que todas otras; la cual consideran poco todos los hombres por no serles conocida: pero tú tenla en veneración y sabe que cualquier gracia que me pidas en su virtud, te la concederé. Y a todos los que por ella me honraren, les perdonaré sus pecados cotidianos, de los mortales no me acordaré más, y conseguirán mi gracia y Misericordia.")


Oración:

Jesucristo, mansísimo Cordero de Dios. Yo, pobre pecador, saludo y reverencio tu santísima Llaga, que padeciste en la Espalda llevando tu pesada Cruz, con que por causa de los tres huesos que de ella salían sentías grandísimo dolor sobre todos los otros de tu Santísimo Cuerpo.

Adorote, dolorido Señor mío, te reverencio y te glorifico con lo íntimo de mi corazón y te doy gracias por aquella santísima, muy profunda y dolorosa Llaga de tu Espalda. Suplícote humildemente por aquel duro peso de la Cruz, que tengas misericordia de mí y me perdones todos mis pecados, tanto veniales como mortales y me acompañes en el camino de la Cruz por las sangrientas pisadas tuyas a la bienaventuranza eterna, por los siglos de los siglos. Amén.

3 Padrenuestros y 3 Avemarías con las siguientes jaculatorias:

*Alabada sea la santísima Llaga de la Espalda de Nuestro Señor Jesucristo.

1 Padrenuestro 1 Avemaría.


*Cristo Jesús, ¡oh, fuego que abrasa! Que las tinieblas en mí no tengan voz.

1 Padrenuestro 1 Avemaría.


*Cristo Jesús, disipa mis sombras y que en mí sólo hable tu Amor.

1 Padrenuestro 1 Avemaría.


El papa Eugenio III a instancias de San Bernardo concedió a quien dijese tres veces el Padrenuestro y Avemaría en honra de la Llaga de la Espalda de Jesucristo, 3.000 (tres mil) años de indulgencia.


Con licencia y censura eclesiástica.

 

SALUTACIÓN A LA LLAGA

DEL HOMBRO DE JESUCRISTO

Oh amantísimo Jesús, Cordero mansísimo de Dios, yo, miserable pecador, saludo y venero la llaga sacratísima del hombro en que llevaste tu pesada cruz, que desgarró tu carne y descubrió tus huesos causándote un dolor mayor que el de cualquiera otra llaga de tu sacratísimo cuerpo. Yo te adoro, oh Afligidísimo Jesús: te alabo, bendigo y glorifico, y te doy gracias por esta sacratísima y dolorosísima llaga, rogándote por su excesivo dolor y por el enorme peso de tu cruz, tengas misericordia de mí pecador, me perdones todos los pecados mortales y veniales, y me conduzcas al cielo por el camino de tu cruz. Así sea.

V. Dios mío, mi único bien y mi todo.

R. Vos sois todo para mí, sea yo todo para vos.


Santísima Llaga de la Espalda de Jesucristo

Preguntando una vez San Bernardo a Nuestro Señor en la oración cual había sido el mayor dolor que sufrió en el Cuerpo de su Pasión, respondió el Señor: "Yo tuve una Llaga en la Espalda, honda tres dedos, que se me hizo llevando la Cruz; esta me ha sido de mayor pena y dolor que todas otras; la cual consideran poco todos los hombres por no serles conocida: pero tú tenla en veneración y sabe que cualquier gracia que me pidas en su virtud, te la concederé. Y a todos los que por ella me honraren, les perdonaré sus pecados cotidianos, de los mortales no me acordaré más, y conseguirán mi gracia y Misericordia."

 

Oración: Jesucristo, mansísimo Cordero de Dios. Yo, pobre pecador, saludo y reverencio tu santísima Llaga, que padeciste en la Espalda llevando tu pesada Cruz, con que por causa de los tres huesos que de ella salían sentías grandísimo dolor sobre todos los otros de tu Santísimo Cuerpo.

Adorote, dolorido Señor mío, te reverencio y te glorifico con lo íntimo de mi corazón y te doy gracias por aquella santísima, muy profunda y dolorosa Llaga de tu Espalda. Suplícote humildemente por aquel duro peso de la Cruz, que tengas misericordia de mí y me perdones todos mis pecados, tanto veniales como mortales y me acompañes en el camino de la Cruz por las sangrientas pisadas tuyas a la bienaventuranza eterna, por los siglos de los siglos. Amén.

 

3 Padrenuestros y 3 Avemarías.....

*Alabada sea la santísima Llaga de la Espalda de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

*Cristo Jesús, ¡oh, fuego que abrasa! Que las tinieblas en mí no tengan voz. Amén.

*Cristo Jesús, disipa mis sombras y que en mí sólo hable tu Amor. Amén.


El papa Eugenio III a instancias de San Bernardo concedió a quien dijese tres veces el Padrenuestro y Avemaría en honra de la Llaga de la Espalda de Jesucristo, 3.000 (tres mil) años de indulgencia.

Con licencia y censura eclesiástica.

 

LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA

Primer Dolor- La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón.- Cuando le dijo: "una espada traspasará tu alma". (Avemaría)

Segundo Dolor- La angustia que padeció su sensibilísimo corazón, en la huida y permanencia en Egipto.- Porque Herodes quería matar al Niño. (Avemaría)

Tercer Dolor- Las congojas que experimentó su solícito corazón, en la pérdida de su Hijo Jesús. (Avemaría)

Cuarto Dolor- La consternación que sintió su maternal corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la cruz a cuestas. (Avemaría)

Quinto Dolor- El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría)

Sexto Dolor- La herida que sufrió su piadoso Corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)

Séptimo Dolor- El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría)

Oración final

Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. R. Amén.

V. Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,

R. para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


ORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE JESÚS



ORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE JESÚS

Eterno Padre, frente a tu presencia, delante a tu trono y al cordero sin mancha que se donó e inmoló por la salvación y la redención de todo el género humano.

Te doy gracias por su sangre preciosa. Infunde tu Santo Espíritu de amor sobre nosotros, tus hijos.

Jesús invoco tu misericordia, tu luz, tu poder, cúbreme y cubre a mis hermanos que necesitan tanto de Ti con tus manos amorosas.

Tu corazón se conmueve frente a mis sufrimientos y mis pecados, yo confiado en tu protección vuelco mis súplicas frente a Ti.

Frente a la cruz Señor nuestro, vengo con pocas fuerzas y pongo delante de Ti mis pecados, mi falta de voluntad, mi falta de amor, el mal que hay en mí, los sufrimientos de mi pobre corazón y los que he ocasionado a los que amo.

Con tu preciosa sangre y a tus santísimas llagas, tú me sanas el alma, me llenas de perdón, de luz, de amor.

Jesús quiero contemplar la llaga de tu mano derecha, herida por mis pecados clavados al madero de la cruz, y escucho que tu mes dices: he sido crucificado por amor a ti, métete dentro de esta llaga, aférrate a ella porque en su dolor yo quiero sanarte.

Contempla mi mano izquierda clavada hasta el madero de la cruz llena de sangre por tu salvación, aférrate a esta mano, para ser guiado y para que ella esté siempre sobre ti protegiéndote.

Contempla mis pies clavados con este único clavo, me produce un dolor terrible, mira mi pie derecho lleno de sangre, aférrate a mi  pie que camina en la luz y no tropezarás jamás, yo te sostendré cuando dudes.

Mira mi pie izquierdo, atravesado con este clavo, mi sangre cae sobre ti, aférrate a esta llaga, porque Yo Soy la vida que conduce al Padre, Yo soy la verdad que te ilumina, Yo Soy la vida que se dona por ti.

Contempla mi costado perforado por la lanza, sale sangre que te lava de la muerte dándote la vida en abundancia, en la oscuridad te dona la luz, frente al odio te dona el amor. El agua que brota de mi costado te lava de todos tus pecados, aunque si tus pecados son rojos como escarlata yo los dejaré blancos como la lana.

Contempla mi cabeza, herida por la corona de espinas, es uno de los dolores más atroces de mi cuerpo, todo mi rostro está ensangrentado, Yo te quiero cubrir con esta sangre y con mi dolor, para que mis pensamientos sean tus pensamientos, para que mi amor sea tu amor, para que tengas pensamientos de justicia y rectitud.

Todo mi cuerpo está dolorido y continuo sangrando por la salvación de la humanidad, así yo tomo todo sus pecados  y los clavo a esta cruz victoriosa.

A ti Señor he gritado, y tú me has curado, te alabaré por siempre!

Que en nombre de Cristo toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y bajo la tierra y toda lengua proclame que Jesús es el Señor. Gloria al Padre…

Quién es como Dios, nadie  es como Dios. (3 veces)

Escapen potencias del maligno porque Jesucristo ha vencido. (3 veces)

Por intercesión del Arcángel San Miguel, príncipe de la milicia celestial, defiéndenos en la batalla contra las potencias del mal, destruye el poder de las tinieblas y encadena a los espíritus inmundos. Amén.

Por intercesión de la santísima Virgen María, Madre de Gracia y de Misericordia, nos cubra con su santo manto materno, proteja todos nuestros pasos, nos prenda de la mano y nos lleve a Jesús.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios, escucha nuestras súplicas y líbranos de cada peligro Oh, Virgen gloriosa y bendita! Amén.

 

Santísima Llaga de la Espalda de Jesucristo



 

Santísima Llaga de la Espalda de Jesucristo

Fuente: http://www.capillacatolica.org/LlagaDeLaEspalda.html


Preguntando una vez San Bernardo a Nuestro Señor en la oración cual había sido el mayor dolor que sufrió en el Cuerpo de su Pasión, respondió el Señor: "Yo tuve una Llaga en la Espalda, honda tres dedos, que se me hizo llevando la Cruz; esta me ha sido de mayor pena y dolor que todas otras; la cual consideran poco todos los hombres por no serles conocida: pero tú tenla en veneración y sabe que cualquier gracia que me pidas en su virtud, te la concederé. Y a todos los que por ella me honraren, les perdonaré sus pecados cotidianos, de los mortales no me acordaré más, y conseguirán mi gracia y Misericordia."


Oración

Jesucristo, mansísimo Cordero de Dios. Yo, pobre pecador, saludo y reverencio tu santísima Llaga, que padeciste en la Espalda llevando tu pesada Cruz, con que por causa de los tres huesos que de ella salían sentías grandísimo dolor sobre todos los otros de tu Santísimo Cuerpo.

Adórote, dolorido Señor mío, te reverencio y te glorifico con lo íntimo de mi corazón y te doy gracias por aquella santísima, muy profunda y dolorosa Llaga de tu Espalda. Suplícote humildemente por aquel duro peso de la Cruz, que tengas misericordia de mí y me perdones todos mis pecados, tanto veniales como mortales y me acompañes en el camino de la Cruz por las sangrientas pisadas tuyas a la bienaventuranza eterna, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabada sea la santísima Llaga de la Espalda de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

El papa Eugenio III a instancias de San Bernardo concedió a quien dijese tres veces el Padrenuestro y Avemaría en honra de la Llaga de la Espalda de Jesucristo, 3.000 (tres mil) años de indulgencia.

Con licencia y censura eclesiástica.

Cristo Jesús, ¡oh, fuego que abrasa! Que las tinieblas en mí no tengan voz. Amén.

Cristo Jesús, disipa mis sombras y que en mí sólo hable tu Amor. Amén.